lunes, 9 de febrero de 2009

Que lloren

Cualquiera que desde el principio haya adoptado una postura de rechazo ante el repentino, y, a éstas alturas, incómodamente prolongado posicionamiento de la tendencia musical conocida como Reggaetón, y que sea lo suficientemente abierto como para dar algo de crédito a la propuesta sonora de Calle 13, se habrá saboreado escuchando las ingeniosas rimas que el residente le dedica a los exponentes de tan controversial género (o degenero, como preferirían llamarle algunos), en ‘’ que lloren ‘’, uno de los cortes del último álbum de la agrupación.

Ya hace rato nos venían diciendo ‘’ ¡ojo, que Calle 13 no es Reggaetón!’’ Que era Hip hop latino, Folk-Rap, o, para otros más osados, alguna suerte de Avantgarde Boricua, o como dirían ellos mismos, verdadero género urbano. En todo caso, un tipo de lenguaje musical que requería ser tomado en serio por aquellos que vemos en la música algo más que ‘’ Hoy es noche de sexo, voy a devorarte nena linda ‘’, y las miles de repeticiones de éste mismo concepto que se advienen una tras otra a través de ¿estructuras musicales? que cambian tan poco como para creer que el álbum ‘’ My War ‘’ de la agrupación Black Flag (Oscuro Hardcore Punk de los 80, para quien ignore la referencia), presenta más matices que el Reggaetón en toda su historia.

Con ‘’ Que lloren ‘’ éste distanciamiento entre los ideales de Calle 13 y los del Reggaetón es más que notorio. Y es posible que en adelante muchos dejen de decir, como habían hecho hasta ahora, ‘’ Calle 13 es el único reggaetón que me gusta ‘’, y digan, sin necesidad de aclaración alguna: me gusta Calle 13.

Por la forma en que han sucedido las cosas, se podría decir que la canción constituye una declaración de principios para un par de artistas que en el pasado se beneficiaron enormemente del haber sido confundidos con una agrupación de Reggaetón. A estas alturas hay mucho dinero, y una fuerte legión de seguidores no reggeatoneros, que hacen menos inconveniente este resonante feo que le han hecho a la movida musical que, tal vez por un error, los acogió en un principio. Después de todo, la idea en ‘’ Atrévete, te ‘’ no era tan distinta a ‘’ Pasarela ‘’ y su ‘’ si eres fotogénica, ven te invito a mi pasarela ‘’. Destaparse, mostrarse, actitudes cliché del Reggaetón. Después Calle 13 llevaría su divertimento lírico a niveles jamás conocidos por Reggeatonero alguno – aclaro que el Reggaetón si trae para mí un elemento jocoso. Pero la diferencia es que en calle 13 me río con ellos, no de ellos, exceptuando quizá ‘’ hágale papito, déle sin parar, déle como a perro que mi esposo va a llegar ‘’ de la canción ‘’ La Quemona -, a su vez que se revelaba su inclinación por las letras que tocaban temas políticos y sociales y que llegaron colaboraciones con artistas respetados como Bajofondo Tango Club u Orishas.

Que lloren, sí, porque Calle 13 se las hizo. Se hizo pasar por uno de ellos, o ellos mismos lo hicieron pasar por uno de los suyos, en un momento en que el continente creyó que el Reggaetón podía tener algo de cerebro. Pero sin calle 13, sólo quedan un par de rimas del ‘’ Daddy Yankee ‘’ (el rebelde chico de barrio que apoyaba a ¿¡McCain!?), y pare de contar. Si se le quiere buscar algún mérito al Reggaetón, ya no a través de desviaciones del género urbano latino que propenden por la complejización en lo instrumental y lo lírico – que aunque no sean Reggaetón, no pueden dejar de parecérsele porque también encuentran inspiración en el Hip Hop norteamericano - sino dentro de lo que realmente es, igual se podrán encontrar, porque si la música existe es por algo, porque alguien la disfruta, porque llena las expectativas sensoriales de alguien. Y si no, tendríamos que decir de forma políticamente súper incorrecta que al menos el 80% de los latinos son imbéciles.

No obstante, Calle 13, cuyas burlas, por no venir de un metalero o de un músico de conservatorio, resultan deliciosamente provocadoras, les dice a los reggeatoneros, de todas maneras posibles, que son unos tarados, y que como artistas deberían estarse muriendo de hambre. En la canción se da forma a una confrontación bien especial. Una guerra de un barrio en la que ninguno vive, pero sobre cuyo espíritu fundamentan su imagen, su carrera. ‘’ Yo no soy calle, pero tú tampoco lo eres ‘’, frasea el residente. Una competencia de Flow, en la que sabemos Calle 13 está a kilómetros de distancia. ‘’ Para tirarme a mí hay que estudiar ‘’, cierra ‘’ Que lloren ‘’.No espera una respuesta, porque al fin y al cabo el Reggaetón no es más que música de discoteca, y ¿qué puede hacer contra el MC comercial más grande de Latinoamérica? No hay mucho más que decir acerca del contenido de esta canción – musicalmente no tiene ningún problema, así como ninguna virtud especial-, que esperamos sea recordada por años como una de las más mordaces de la historia de la música de nuestro gran continente. Un alegato de un músico al que le sobra actitud en contra de uno de los movimientos musicales, tanto en forma como en contenido, más opacos que se ha visto.

PD: Tan aprovechado este man. ¿Cómo le va a dar tan duro al hijo bobo del Hip Hop y el Raggamuffin?


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