jueves, 8 de abril de 2010

Cuando la ficción supera a la realidad.


Un Tigre de Papel parte seguramente de la premisa de explotar de forma decisiva las propiedades creativas del formato documental. En un ejercicio de ir a la caza de la historia, encuentra un mecanismo particular y súper atractivo de contar la realidad. Luis Ospina confirma las enormes posibilidades expresivas que tiene el género en la actualidad.


A través de una estructura de orden cronológico, se articulan una importante cantidad de contingencias históricas del pasado siglo sobre el interés que despierta el seguimiento del rastro de un hombre que fue como cualquiera en su época y a la vez como ninguno. Que se convierte en representación de deseos, sueños, miedos, triunfos y derrotas de una generación. Hay que decir que Pedro Manrique Figueroa, más allá de lo ridículo que en algún punto pueda parecer el experimento, es creado magistralmente para desarrollar en la pantalla una vida completamente fascinante.


Como un documental excesivamente creativo – al que podría catalogarse como ‘’ falso-documental ‘’ o Mockumentary -, Un Tigre de papel tiene la posibilidad de extenderse más allá de los rigores de la producción documental clásica, convirtiéndose en una experiencia aún mucho más viva y rica simbólica y sensorialmente, y aún así seguir siendo pertinente desde los intereses ‘’ realistas ‘’. Es un documental que diseña y construye todo lo que se requiere para completar sus intereses discursivos. Con un grado de elaboración tal que envuelve al espectador en su tono solemne y lo lleva a experimentar verdadero suspenso por el devenir de la vida de un hombre que nunca existió.


Si se toma la menor cantidad de control como una característica decisiva del documental, Un Tigre de Papel no lo es casi en absoluto porque aquí nada ha sido dejado al azar. Pero tanto la ilusión que logra durante las casi dos horas, como lo que a la postre consigue, documentar procesos que no se pueden calificar como ‘’ irreales ‘’, hacen difícil sacarlo de esa distinción. Finalmente existe una base de la cual partir y es la de tener que referir al real.


Un Tigre de Papel juega macabramente con la distinción entre verosimilitud y verdad. Y entra en este campo de forma limpia e ingeniosa, valiéndose de muchas de las convenciones narrativas del género. Por ejemplo, las entrevistas que son cuidadosamente preparadas para aportar elementos reveladores en la reconstrucción de la vida de Pedro Manrique, y que difieren entre sí en el tono y en la naturaleza de sus personajes, resultan herramientas poderosas y efectivas.


Finalmente, Un Tigre de Papel es un documental de revelación. Estéticamente muy cuidado, y de un impresionante valor histórico, logra desarrollar una serie de argumentos acerca de la relación entre arte y política, alcanzando un interesante balance entre la documentación y la creación. Permitiéndole al espectador establecer una relación directa con estos periodos evocados, y ser participe de estas aventuras de descubrimiento de las posibilidades humanas a través de Pedro Manrique Figueroa.


Director: Luis Ospina.

País: Colombia.

Duración: 114 minutos.


Nota: Difícil de conseguir en Internet. Por allí ubiqué un link para eMule pero nunca corrió.





Lo último que sonó.