
No alabo ni repudio la irreverencia del señor Rene, Residente, de Calle 13. No siento que haya hecho nada realmente impresionante, ni lo estoy considerando un héroe. Más de una semana después de la revelación de su camiseta, me parece que, al menos en mis círculos cercanos, su reputación como artista se eleva de forma desproporcionada y que quedan pocos que a estas alturas no tengan qué ver con él, bueno con el dúo.
Definitivamente fui uno de los que no sucumbió a las letras y el ritmo del grupo puertorriqueño, aunque no puede evitar reírme al descubrir alguna rima estupenda al escuchar por casualidad una nueva canción. Hay que hacer claridad en que un poco de mala publicidad, proveniente de una figura con influencia sobre los jóvenes, para el señor Uribe nunca está de más. Sin embargo del mensaje, que ya empieza a ser reproducido por gente en mi ciudad, por su mismo carácter festivo y banal, no se puede esperar mucho en términos políticos sobre todo en una sociedad tan acostumbrada al insulto y a la calumnia. Al fin y al cabo qué tanto sabrán los integrantes de Calle 13 acerca de '' la realidad del país '', y en qué medida su acto simbólico está lejos del simple oportunismo mediático.
Me vienen otras dos preguntas: ¿Qué pensarán los fanáticos uribistas de Calle 13? Y por ahí mismo ¿Existen fanáticos uribistas de Calle 13? Pues en un país donde como el 85% de la población apoya al señor presidente uno no se imagina que un artista sea exitoso sin tener que recurrir a ese público. Ojalá por ahí la jugada del Residente no le termine saliendo mal en términos comerciales. A menos que, como seguro apuntaría más de uno, un joven uribista colombiano considere que ser paramilitar sea bueno. Los quejetas padres de la patria no se hicieron esperar, y ya hay censura para el grupo al que se le impedirá presentarse en su concierto programado en la ciudad de Manizales. Como siempre, mala onda.
Por si quieren esta misma información en formato noticia.